¿Tiene España la mejor sanidad? Otra mentira más
La salud mental en España.
De acuerdo con los datos de la Organización Mundial de la Salud, en comparación con el resto de los países de Europa, España se encuentra muy retrasada en términos de recursos destinados a la atención de las personas con enfermedad mental, situándose incluso por debajo de países como Rumania, Ucrania, Grecia, Hungría o Lituania.
La salud mental constituye uno de los objetivos prioritarios de las políticas internacionales. Los trastornos mentales son responsables de gran parte de la carga global de las enfermedades y ocupan un lugar destacado entre las primeras causas de discapacidad. A modo de ejemplo, la OMS estima que para 2020 la depresión será la segunda causa de discapacidad en el mundo.
o de este grupo de enfermos. A pesar de las indicaciones de la OMS, España dista mucho de cumplir con los objetivos propuestos.
Basándonos en datos extraídos en el año 2003, España se sitúa en los niveles inferiores en cuanto a número de profesionales destinados a salud mental se refiere.
Dentro del marco europeo, y en lo que concierne al número de psicólogos, Dinamarca es el país que ocupa el primer puesto, con una tasa de 85 psicólogos por cada 100.000 habitantes. España, sin embargo se sitúa en el puesto 18 de una lista de 34 países, con una 4,3 psicólogos (20 veces menos que Dinamarca).
La comparación de España con otras regiones de Europa en relación al resto de los grupos de profesionales destinados a salud mental sigue siendo alarmante. España ocupa el trigésimo primer puesto en cuanto a número de psiquiatras y enfermeros especializados en salud mental (cercana a países como Rumania, Eslovenia o Arzebaiján). En relación a la tasa de trabajadores sociales, ocupamos el decimotercer puesto con una tasa de 1,9 (por cada 100.000 habitantes).
Nos encontramos, pues, tremendamente lejos del resto de países europeos en el ámbito de la atención en salud mental.
España no está preparada para responder al aumento de la incidencia de problemas de salud mental en la población. La ausencia de un adecuado número de profesionales especializados en esta área impide que se pueda dar cobertura a esta necesidad creciente y tiene una consecuencia directa en el aumento de la atención psicológica en el ámbito privado.