Guia para familiares de personas con Trastorno Bipolar
¿Eres familiar o amigo?
La enfermedad bipolar, también conocida coma maníaco-depresiva, se debe a una alteración de los mecanismos que regulan el estado de ánimo que da lugar a episodios de manía (euforia, hiperactividad, trastornos del sueño y del apetito), que se alternan con fases de depresión que pueden prolongarse durante varios meses. Precisamente se llama enfermedad “bipolar” porque el ánimo oscila desde el polo de la manía al polo de la depresión.
Durante los periodos sintomáticos, algunos pacientes pueden sufrir además delirios y alucinaciones que hagan necesaria su hospitalización. Aunque por el momento no se conocen métodos para su total curación, sí existen tratamientos que permiten a los pacientes mantener una buena calidad de vida. No hay que olvidar que el paciente bipolar que sigue un tratamiento adecuado pasa una gran parte del tiempo asintomático, pudiendo llevar una vida similar a la de cualquier persona sin la enfermedad. No debemos caer en el error de marginar a estos pacientes.
SÍNTOMAS DE TRASTORNO BIPOLAR
En la fase de manía pueden aparcar algunos de los siguientes síntomas: irritabilidad, hiperactividad, disminución de la necesidad de dormir, locuacidad, aumento de la sociabilidad, aumento del impulso sexual, gastos excesivos e inapropiados, conducta desordenada, planes irrealizables, ideas delirantes o alucinaciones, desmesurada valoración de si mismo (aires de grandeza), cambios emocionales rápidos e imprevisibles, o un optimismo exagerado que lleva a tener conductas arriesgadas sin tener en cuenta las consecuencias.
Los síntomas de la fase depresiva suelen coincidir con los de una depresión normal: falta de ilusión, sensación de tristeza o vacío, baja autoestima, dificultad para realizar las tareas habituales, enlentecimiento, falta de concentración, deseo de morir, molestias físicas, ansiedad, insomnio o exceso de sueño, pérdida o exceso de apetito, inhibición social e ideas de culpa o ruina.
¿CUÁNTO DURA CADA FASE?
Si no se trata, una fase depresiva puede llegar a durar entre 6 y 9 meses, y la fase maníaca entro 2 y 4 meses. El adecuado tratamiento farmacológico permite acortar bastante estos periodos, así como el riesgo de recaída.
DETECTAR LOS SÍNTOMAS
Determinados signos y síntomas pueden indicarnos que se acerca una crisis. Es lo que se conoce como "pródromos”, y saber identificarlos puede evitar una recaída. Los familiares tienen un papel crucial en reconocer estos síntomas para comunicárselos al psiquiatra y poder poner soluciones antes de que la crisis se desencadene.
Pródromos de depresión: El paciente puede perder el apetito, aparecen alteraciones del sueño (duerme mucho o, por el contrario, muy poco); está más aislado que de costumbre: muestra pérdida de interés; está inquieto o preocupado; bebe demasiado alcohol o consume drogas.
Pródromos de manía: No quiere tomar la medicación, está muy irritable o excitado; hace gastos excesivos e infrecuentes; duerme poco; puede mostrar un entusiasmo desbordado por proyectos o ideas que aparecen de manera repentina; toma más alcohol o abusa de drogas; se muestra impaciente, intolerante; habla mucho; presenta cambios del estado de ánimo sin razón concreta. También es frecuente que aparezcan cambios de carácter: personas generalmente tímidas a introvertidas se muestran bromistas, habladoras y exageradamente extrovertidas.
CUANDO EL PACIENTE ES MENOR DE EDAD
Si en un menor aparecen periodos de irritabilidad e hiperactividad exagerada, acompañados de mal rendimiento escolar, dificultad para mantener la atención y alteraciones en el sueño, podríamos estar ante el inicio de un trastorno bipolar. Debemos consultar con el pediatra, que nos orientará hacia el psiquiatra infantil si lo ve conveniente.
En el caso de un adolescente ya diagnosticado de trastorno bipolar, es deseable que lleve una vida lo más normal posible, si bien debemos procurar evitar el exceso de presión y asegurarnos que sigue el tratamiento prescrito por su psiquiatra y duerme lo suficiente para que se mantenga relajado (8 a 9 horas es lo aconsejable, especialmente en época de exámenes).
Si está integrado en un grupo de amigos, puede salir por las noches, pero procurando que no pierda demasiadas horas de sueño. Conviene recordarle que el alcohol y las drogas son especialmente peligrosos para él, ya que pueden precipitar una recaída severa, y que, por su salud, no debe tomarlos.
Si sospecha que está empezando una fase de manía o de depresión, asegúrese de que toma bien su medicación y consulte cuanto antes con su psiquiatra.
Los expertos recomiendan hablar con los jóvenes, pero respetando siempre su intimidad. Es mejor una vigilancia a cierta distancia, centrada en la detección precoz de los síntomas.
CÓMO ACTUAR ANTE LAS IDEAS DE SUICIDIO
Las ideas suicidas son un síntoma de la fase depresiva y su mejor tratamiento es la prevención. Si el paciente dice que ha perdido las ganas de vivir o expresa deseo de morir, e incluso es capaz de imaginar un plan suicida, es necesario informar a su psiquiatra lo antes posible, intentar no dejarle solo y evitar que tenga acceso a elementos letales, como armas de fuego, objetos cortantes o medicamentos.
Debemos mantener una actitud esperanzadora y lo más tranquila posible; sobre todo, no hay que asustarse: las ideas de suicidio son frecuentes en las depresiones, pero desaparecen una vez se tratan.
CUÁNDO INGRESARLO EN UN HOSPITAL
En determinadas ocasiones es conveniente ingresar al paciente, incluso de forma involuntaria, sobre todo cuando existe riesgo de suicidio en la fase depresiva o si presenta un episodio de manía grave y no tiene conciencia de enfermedad. En estos casos, el ingreso debe ser autorizado por un juez.
EL TRATAMIENTO MÁS ADECUADO
El trastorno bipolar es una de las enfermedades psiquiátricas que cuenta con mayores recursos para su tratamiento. Disponemos de medicación que frena las fases de manía y ayuda a superar la depresión, reduce la frecuencia de las recaídas y su intensidad.
El papel de los familiares es esencial para continuar con el tratamiento. Debemos ser conscientes de que los pacientes no pueden controlar por sí mismos sus estados de ánimo y que es imprescindible que tomen la medicación para evitar riesgos.
MOTIVOS PARA SER OPTIMISTA
Aunque todavía no se conoce curación para el trastorno bipolar, con un adecuado tratamiento es posible mantener al paciente asintomático o con síntomas leves durante largos períodos de tiempo, permitiéndole llevar una vida casi normal. Sin embargo, si el paciente no sigue el tratamiento o consume drogas, el pronóstico es mucho peor.
Muchos artistas han padecido de esta enfermedad, lo que ha llevado a pensar a algunos expertos que quizás esta enfermedad proporcione una mayor sensibilidad artística. Van Gogh, Lord Byron, Virgina Woolf, Hemingway o Tchaikovsky son algunos ejemplos de grandes personajes que padecieron este trastorno.