Trastorno Bipolar: Soy Optimista
No sólo se trata de una convicción personal, que a cada día que pasa se hace más fuerte en mi corazón… y en el corazón de miles de personas en el mundo. No es sólo producto de una esperanza ciega ni de una fe extrema en los adelantos médicos… Ni tan siquiera baso esta afirmación como resultado de mi férrea creencia en que con valor, esfuerzo y amor TODO es posible.
Existen objetivamente varios motivos por los que se puede y se debe ser optimista.
El primero y más importante es la comprensión física y biológica de la enfermedad. En los últimos 15 años la inversión tanto pública como privada ha provocado un salto importantísimo en las investigaciones con respecto al periodo anterior. Los médicos no sólo entienden mejor el mecanismo bajo el que “funciona” la enfermedad, sino que se ha experimentado lo suficiente como para poder atajar los síntomas más molestos de manera efectiva.
A día de hoy, un diagnóstico rápido hace que la enfermedad deje mucha menos huella gracias a que los tratamientos actuales consiguen con un altísimo porcentaje de éxito, que el paciente viva la mayor parte del tiempo sin síntomas.
Incluso en los casos más difíciles de tratar, en los que el paciente tolera con más dificultad la medicación o éste le proporciona menos beneficios aparentes, la combinación de nuevos fármacos (desarrollados en los últimos años), ha demostrado mitigar lo suficiente los síntomas como para que el afectado pueda llevar una vida normal y pueda ser feliz, con todas las letras.
Otra de las razones por las que hoy es más probable conseguir una vida estable, plena y feliz, a pesar del Trastorno Bipolar es que las parejas, amigos y familiares de los pacientes han empezado a comprender la necesidad y los beneficios de conocer a fondo la enfermedad… Porque no nos engañemos: el entorno en el que vive el afectado, en el que desarrolla sus ciclos de cambios de ánimo, en el que se ríe, llora, se enfada, ama y odia… es el responsable muchas veces de que éste no pueda afrontar con éxito la condición bipolar.
Gracias a éste enorme “paso” hacia delante de muchas familias, se han conseguido (con datos, números y rigurosos estudios en la mano), que se reduzcan las temidas recaídas del paciente. Una adecuada observación e identificación de los síntomas, así como de los factores que los desencadenan, resultan muchas veces decisivos a la hora de conseguir MEJORÍAS RADICALES.
Sólo en los casos en los que el paciente no sigue adecuadamente el tratamiento, consume drogas o alcohol o se niega sistemáticamente a sí mismo que padece la enfermedad, el pronóstico es grave… pero aún entonces, con el apoyo adecuado de sus seres queridos, existe una luz al final del túnel.
Es un deber no sólo ético y moral, sino además emocional, de compromiso y amor. Los familiares y las parejas DEBEN acudir en ayuda del enfermo. Y deben hacer con todas las armas y conocimientos a su alcance… Porque realmente existen formas de ayudar y guiar por el camino de la recuperación a un bipolar.
Por otro lado, también se están dando progresos de conciencia en la sociedad, que hacen que la integración social y laboral de las personas que padecen un trastorno bipolar sea cada vez más posible. Hoy por hoy, miles de personas diagnosticadas con esta enfermedad desarrollan carreras profesionales de éxito tanto en el mundo de las finanzas, de las letras, de la ciencia o del arte… Y también, más allá de ese mundo, en el ámbito privado, han conseguido mejorar la relación con sus parejas y logran día a día, vivir el sueño de una vida sin miedo a su propia condición.
Autor: José Luis González.